Pulsaciones

domingo, 3 de junio de 2012

ANHELO


Hace algún tiempo mi mente dejo olvidada a mi vía de escape,a mi puerta de salida. Echaba de menos dejar sin tinta mil bolígrafos y sin mina los lapices que hicieran falta.
Pienso en el anhelo de la mesa puesta, de la rutina que en verdad, me daba la vida, y evitaba que mi cabeza se quebrase, pues le debía minutos al tiempo. 
Anhelo las tardes de tormenta en las que tu madre te advertía que llevaras paraguas, pero como siempre, cabezona,  llegabas a casa empapada, deseosa de quitarte las zapatillas y ponerte el pijama que dejaste en el radiador aquella noche de invierno, creyéndote adivina.
A veces anhelo, tener a todos los corazones grandes cerca, latiendo conmigo y quemando problemas, porque cuando esto pasa, entiendes que es querer. Entiendes que darlo todo es el mejor de los aciertos, que recibir no entiende de dinero, ni de cosas materiales, ni de nada que se pueda comprar en una tienda. 
Anhelo, por supuesto mi inocencia de sentir por sentir, esa inocencia que no entendía de barreras, ni ideas complicadas, ni amores con maldad, ni amistades con mentiras. Hablo de la inocencia que se columpiaba durante horas en el parque de tu barrio. 
Todo esto va mas halla de papeles que mueven el mundo, hablo de sonrisas, hablo de abrazos, hablo de palabras que te curan la vida. Hablo de miradas cómplices y bocas que no tienen veneno para herirnos. 
Hablo de volver a ser una niña, hablo de que piensen por ti y que tu único reto sea hacerte bien el nudo de esas zapatillas viejas, no comer caramelos de hombres desconocidos, que tu único reto sea llegar sola a la puerta del colegio.
Hablo de olvidarme de los prejuicios, y no distinguir entre una familia feliz y una triste. Hablo de pizzas con refrescos y risas de niños que ya ni siquiera sabes si sonríen, lloran, o desean esto tanto como yo.

Al fin y al cabo estar en casa y sentir que tu madre es eterna y puede parar el tiempo, cuando te arropa y te dice: Buenas noches hija.

amalia.