Cada noche pongo el despertador, cuento una por una las horas que dormiré y le explico a la almohada cada uno de mis ideas mas utópicas. Cuando menos me doy cuenta, ya esta ataladrando mi oído esa horrible música que suele pausarme los sueños mas bonitos. Me quedo diez minutos tumbada en la cama pensando en el día que llega, voy dormida al baño, me quito la ropa despacio, como caen las hojas en el noveno mes del año y me meto en la ducha como te metes tu en mi cama cuando menos me lo espero, lenta, muy lenta.
amalia
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