He de decir, que los dedos se mueven y escriben sin saber siquiera, de que pienso hablar, y ese es el caso, no pensar, si no empapar el papel de sentimientos que reviven cuando recuerdas sonrisas, cuando recuerdas que te caíste, claro que te caíste pero te levantaron mil manos con cien mil palabras colgadas de sus hombros. Porque reviven cuando te das cuenta de que llorar muchas veces te ayudo a pisar lagrimas y tirarlas por la ventana, reviven cuando retrocedes a noches con mil lunas y cincuenta estrellas, que cuando mas me mirabas mas brillaban, reviven cuando te das cuenta de que no cambio mis veinticuatro horas diarias con sus corazones correspondientes latiendo cercanos, por nada de este mundo.
amalia
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