Al final acabó siendo verdad aquella vieja frase que nos dice que el dinero no nos da la felicidad, puedes ver en las calles de las grietas mil balones sucios y mil niños sin zapatos corriendo detrás de mil ilusiones, las mismas y las únicas que llevan en sus bolsillos, puedes ir a las grandes ciudades y ver mil niños llorando frente a un escaparate pidiendo un capricho más, con este sus padres perdieron la cuenta, vivimos consecuentes con nuestras condiciones, es cierto, no hay que reprochar nada, pero no es esta avaricia a la que me refiero, me refiero a la avaricia de tenerte frente a frente, de que no se escape ni un momento feliz a tu lado. avaricia de coger cada carcajada que sueltas y guardármela, avaricia de recoger las piedras que tiraste por el camino, avaricia que mi hombro te quiera para ti, al fin y al cabo avaricia de tenerte. Gracias por cada palabra, que anestesió mis sentimientos alguna tarde de invierno.
amalia.
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